miércoles, 3 de junio de 2009

Uno ve cara… no intenciones. El factor “Marquitos”

La irrupción de Enríquez-Ominami como Pre-candidato presidencial, ha desatado, mejor dicho, a transformado en visible; la ya reconocida fractura que presenta la coalición gobernante en Chile, sean díscolos, expulsados, auto-marginados o candidatos oficiales; hoy nos encontramos con una gama de personajes salidos de las mismas filas representando distintos colores, ideas y valores.
La unidad concertacionista y su poder organizativo ya se esfumó, tenemos a Adolfo Zaldivar, un expulsado de la DC como candidato del PRI, tenemos a Eduardo Frei Ruiz-Tagle candidato “oficial” de La Concertación; Marco Enríquez-Ominami caudillo del PS (mal considerado díscolo), está Alejandro Navarro auto-marginado del PS como candidato Independiente, en la izquierda extraparlamentaria nos encontramos con Jorge Arrate, viejo estandarte del Socialismo, descolgado de su partido y ungido candidato por el Juntos Podemos Más (quien vende su alma y sus bases por tener un candidato supuestamente mejor posicionado, en desmedro de Tomas Hirsch) y en el camino quedó José Antonio Gómez (PRSD), quien después de las pocos ortodoxas primarias, desapareció del mapa concertacionista.

Por la otra vereda tenemos al candidato eterno, Sebastián Piñera, personaje que en toda su carrera política levanta suspicacias respecto a su comportamiento ético y sus reales intenciones, debido a la gran cantidad de problemas de probidad en los que se ha visto involucrado (caso Chispa, Piñeragate, Tarjetas de Crédito, Utilización de información privilegiada, colusiones entre empresas por beneficios económicos, etc.), que hoy busca capitalizar el desorden de la concertación a través de su Coalición por el Cambio (frase ya trillada luego del ‘99 y la campaña de Joaquín Lavin).
Un personaje que muchos consideran como el lobo vestido de oveja, en especial por ser de tradición DC, militando en un partido centro derechista (RN) asociándose con un partido conservador (UDI) que aún no limpia su imagen, luego de su participación política en el Gobierno de Pinochet y además hoy, luego de ceder ciertos cupos parlamentarios, agrega a su lista de “amigos” al partido Chile Primero, formado por ex concertacionistas y mas específicamente por un Ex ministro del Gobierno de la UP como es Fernando Flores.

Chile se encuentra con este, podríamos decir, sórdido panorama de cara a las elecciones Presidenciales del presente año; que confluyen con las elecciones parlamentarias, donde los partidos políticos profesionales, muestran su verdadera esencia, peleando por cupos, representantes, distritos y arreglos políticos. Esto hace que las elecciones 2009 se transformen en una cacería, donde se declararía como gran ganador, al que obtenga el gobierno y el manejo del segundo poder más importante del país, como es el legislativo.

Podríamos decir que esta elección ,es el punto de inflexión para el futuro político de Chile; en ellas se juega la permanencia o sobre vivencia de una de las colectividades mas exitosas en materia eleccionaria, pero que luego de 20 años, ha demostrado que su estructura ideológica y su mística interna se ha evaporado y también se juega la conformación de una real oposición, firme, estructurada y seria; que construya un verdadero proyecto de gobernabilidad, donde su fin no sea solo la alternancia, sino la estructuración de un plan de trabajo a largo plazo por el bien del país.

Todo este escenario nos demuestra que Chile llegó al auge de su crisis de representación, nos encontramos con que todos los candidatos, sean Progresistas Cristianos, Socialistas Allendistas o Liberales; provienen de la misma cepa, quien mas o quien menos son hijos o actores principales en la génesis de una coalición que hoy se derrumba en corrupción, cuoteo político, favores, compadrazgos y la burocratización de los partidos políticos, el mayor temor de Weber cuando hablaba de dominación y tipos ideales de política.
Se habla de cambio, de caras nuevas, de alternancia, pero aun no se avanza en hacer de la democracia chilena, algo realmente representativo, donde el accionar y mentalidad de la sociedad chilena deba ser la que gobierne, a través de un representante realmente nuevo, con aires renovados, con una ética y moral firme ajustada a las necesidades de las sociedades modernas, y que de verdad sea una persona que sirva para la política, no que se sirva de ella.

Ahora porque digo que uno ve caras y no intenciones; las “jugadas políticas” de esta ultima semana dejan mas que una doble lectura.
Partamos por la senatoria de Lavin, en el cuerpo de reportajes de La Tercera se informa que Lavín no quería aceptar la senatoria “No quiero, pero no me puedo negar” (frase dicha a Coloma, Novoa en una reunión en la casa del presidente UDI); y todas las negociaciones personales que el mismo Lavin realizó para no ser candidato fueron poco fructíferas; Piñera tomó palco en la situación con una actitud condecente frente a las cámaras, pero con la intención de querer alejar a Lavin de su comando, enviándolo a invernar al Senado por 8 años sin tomar cartas en el asunto.

Los valores de Frei:
Hoy Frei nos sorprende a muchos, un clásico demócrata cristiano, con toda una historia familiar junto a la Falange, se abre a debatir temas que nunca antes, alguien que se considera “cristiano” en la política chilena, podría transar. Todo instado por obtener mas votos, se ha llegado a transar valores propios de la ideología original de la Democracia Cristiana; unión civil entre homosexuales, aborto terapéutico, acuerdo parlamentario con el comunismo; recordemos que la DC fue la gestora del golpe de Estado, en contra del comunismo y esa mentalidad aún persiste en las bases de la DC, que hoy ven a Piñera como un representante tradicional de la ideología cristiana.
Frei hoy navega en aguas turbulentas, con encuestas en contra, con una coalición que despilfarra dinero en encuestas y en intervencionismo electoral, con una candidatura estancada y con pugnas internas en su estructura base, y él personalmente sin saber como actuar y sin mandar en su propio comando y menos en la coalición que representa. En especial después de la intervención de Enríquez-Ominami.

La aparición de “Marquitos”
Enríquez-Ominami; es un particular personaje de la política chilena, aparece con el quiebre inicial de la concertación, se le clasifica de díscolo (como a muchos otros) porque va en contra de los ordenes dogmáticos que han adquirido los partidos de la concertación, que con sus congresos ideológicos trazan directrices que sus militantes deben seguir al pie de la letra (este fue el motivo de la expulsión que vivió Adolfo Zaldivar en la DC). Marco no lo hizo, ni lo hace, eso lo convierte en un persona rebelde, el caudillo que profesa los ideales del que se podría decir es el verdadero socialismo chileno y no ese socialismo renovado de Escalona, Allende hija, Lagos y Letelier, lo hace ser el guerrero de las causas perdidas que busca renovar la concertación y darle nueva y definitivamente un viraje hacia la izquierda política, logrando el apoyo así de los jóvenes desencantados, de los ideólogos estrictos y de los descontentos dentro del mismo partido. Con su bandera libertaria, busca remover las viejas tradiciones concertacionista y ser el que refunde los cimientos de esta coalición, lo que a la larga se a transformado en un verdadero terremoto para los viejos estandartes de esa política de escritorio y porque no decirlo sucia, que hoy se alinea tras la candidatura de Frei, con el miedo latente de dejar de ser gobierno, con la preocupación máxima de perder los privilegios de ser la clase política dominante, con el temor de ver sus bolsillos afectados, mas allá de poner atención en el fenómeno político que se está gestando.

Esto es lo que todos entienden, esto es lo que todos vemos; pero ¿¿será lo real??
Quien no dice que esta sea una jugada mas de la concertación para afianzarse en el poder, colocando a la vieja escuela como el palo blanco para alzar al ave fénix que es Enríquez para así mantenerse al mando. Porque recordemos que Enríquez no pretende desprenderse o alejarse de la concertación y del partido socialista, su intención es reformarla desde dentro y desbaratar a través de temas complejos (como son los ideológicos) y de frases estremecedoras (como la que pone a Andrés Velasco como candidato a Presidente) a los antiguos iconos de la política nacional, que quizás sean los que de verdad lo apoyan, quizás todo esto sea un mero montaje donde los actores toman sus roles de buenos y malos pero que al final de la obra, todos se juntan en el camarín. Quien no nos dice que Marco Enríquez-Ominami es un personaje ficticio construido, tal como construyeron a Bachellet para no perder la elección presidencial. O por ultimo quien no nos asegura que su irrupción es una clase de vendetta política a nivel familiar, porque Carlos Ominami siempre quiso llegar a La Moneda y hoy ve en su hijo adoptivo la posibilidad de derrocar a Escalona y compañía.

El factor de “Marquitos” no es algo que se pueda dejar pasar, llegue a ser candidato, o sea solo una imagen mediática, porque lo que está haciendo es alterar y avivar una contienda presidencial que no está para nada decidida y que ni siquiera se aclarará en primera vuelta.