viernes, 30 de julio de 2010

El fantasma de la CEP y la democracia de Audiencia.

Hoy 29 de julio del 2010 se dio a conocer la encuesta CEP, siendo está la primera de la era de Sebastián Piñera y su gobierno de centro derecha que vuelve al poder de manera democrática después de 52 años de derrotas Presidenciales.

Esta encuesta del Centro de Estudios Públicos es una de las más esperadas por el mundo político chileno, ya que no solo toma el pulso del desarrollo político nacional, sino que además, marca la contingencia y tiene un fuerte arraigo a nivel popular aún cuando estas evaluaciones tienden a ser simplistas o alarmistas, proliferando las interpretaciones partidistas de sus resultados, olvidando que detrás de este trabajo, hay un firme metodología que se actualiza constantemente para demostrar, no solo la evaluación de los actores políticos, sino las preocupaciones de la sociedad chilena y los cambios en las tendencias de esta, que refleja sistemáticamente un menor interés por la política y sus actores, observable a través del aumento de las respuestas “no sabe, no contesta” como también en el poco conocimiento de Ministros y personeros de Estado.

Esta encuesta; siempre precedida por una alta expectación publica, reflejada en ruedas de prensa en vivo para la entrega de su resultados y conclusiones, liberadas a todo el espectro social y político para su análisis e interpretación (todas las versiones de este “Programa de Opinión Publica” que se realiza desde 1987 a la fecha, se encuentran en el siguiente link: http://www.cepchile.cl/dms/lang_1/cat_443_inicio.html ), en los últimos años ha marcado el contexto de todo tipo de elecciones además de ser parte esencial para la estructuración de las campañas, mas aún, la versión de noviembre tiende a ser el “piso” sobre el cual se proyectan los resultados electores que se darán, influyendo en los nombres que surgen o se sepultan para las caras de las principales contiendas electorales.

Tal es su valoración, que los últimos gobiernos se establecen cambios estructurales en los gabinete y sus políticas, en base a los resultados de la CEP y no solo de esa encuesta, hoy en día, es herramienta esencial de cualquier gobierno o político, contar con asesorías constante de centros de estudios y estadísticas además del INE (Instituto Nacional de Estadísticas) creando así, un nicho de actividad comercial con constante demanda y creciente oferta del mismo servicio.
Con ellos delinean actividades, establecen prioridades, regulan funcionarios y ayudan a decidir problemas coyunturales de cada gobierno (como el caso del Indulto Bicentenario, que fue decidido por el Presidente Piñera con encuestas en mano, tema al que me referiré en otras columnas de este mismo blog). Ya casi ni un tema de tensión o trascendencia para alguna administración se decide por el mero coraje o las convicciones ideológicas del gobierno de turno, todo debe ser consultado a la opinión publica, y no tanto porque está tenga razón, sino por el hecho de mantener un estado social armónico, homogéneo y carente de debate.

Lo que Manin cataloga como “democracia de Audiencias”* es fiel reflejo de lo que vive la sociedad y la política chilena; tal como lo dice su nombre, los gobiernos son actores que entregan un programa de gobierno (elemento rescatado de la época de los partidos de masa) el cual se regula o ajusta a lo que la sociedad o “audiencia” (es decir quienes ejercen sufragio) exige o aceptan como posible y de acuerdo a aquello se decide que hacer y como hacerlo, generando una gran movilidad de votos, ya que no se vota una ideología o representante de clase social, sino que se vota por aquel que ofrezca el mejor programa, por aquel que logre cautivar “mas audiencia” restándole credibilidad al debate político, RESTANDOLE IMPORTANCIA A LA CAPACIDAD RACIONAL, DE MANEJO Y DE CONDUCCION DE NUESTROS LIDERES, CENTRANDO ASÍ EL INTERES EN EL CARISMA DEL DIRIGENTE permitiendo que hoy día personas de nula capacidad administrativa, argumentativa o de gestión, posean las mejores posibilidades de convertirse en los mas prometedores políticos del país.

Todo lo anterior provoca una mecanización de las relaciones sociales, las personas deciden en base a su individualismo y sus gustos o intenciones personales; sin importar el bien común, propiciando los intereses particulares o corporativos, donde surgen grupos, ya no de arraigo ideológico, sino de arraigo a actividades o intereses no materiales, generando cruzadas por situaciones individuales, que muy de vez en vez logran concitar gran audiencia y lograr sus objetivos; pero generalmente esta sectorización o individualización de las causas, no provoca mas que debilitar los actos de reclamación colectiva, restándole legitimidad a muchas reivindicaciones validas; dejando en manos de un personaje individual (El Presidente) el decidir sobre aquellos clevajes que mayor apoyo o que menos conflictividad concitan, evitando los debates y cambios sociales profundos. Evitando el que la autoridad se comprometa con la causa y queme su “capital político” de una futura elección, haciendo que las diferencias entre gobierno y gobierno (y por cierto las campañas) se transformen en meras discusiones de forma (como mas o menos Estado [sin clarificar de que modelo de Estado se habla] o de protección social al por mayor o sectorizada) pero nunca de fondo, transformando la alternancia en un adormecido y alicaído continuismo de un mismo modelo que sufre constantes retoques según quien sea el maquillador.

La pregunta inevitable es ¿Cuándo, en que momento, dejamos que UNA ENCUESTA, sea la carta de navegación del destino de un país completo?, ¿Cuándo nos convencimos de que la frase “el cliente siempre tiene la razón” es aplicable a la política? Y que ante el incumplimiento de lo ofrecido, debo desatar mi furia o movilidad social, porque tal como el que compra un televisor que le sale malo, debo reclamar… pero ¿Cuál es el hecho que se reclama? Que te salio malo un televisor, en casos mayores, que aprobaron una ley que no me beneficia o convence; en vez de reclamar ¿Por qué es mas importante una televisión que mi educación?

La comodidad a la cual se ha acostumbrado la sociedad somnolienta y consumista del siglo XXI nos hace olvidar lo esencial, y esto es, que nuestro destino no debe quedar a la suerte de una metodología especifica con cierto margen de error; que la capacidad de Autogobierno y decidir que modelo político tomar (sea este Republicano, Liberal, Socialista, Comunista, Anárquico o lo que fuese) recae no solo en quien posee una banda o un fuero, sino en todos nosotros, y que esa persona poseen aquel fuero o banda porque fueron nuestros planteamientos, nuestros deseos e intenciones los que marcaron la pauta de la elección, no la respuesta de si o no a los temas que nos plantean, donde lo único que se hace es silenciar la discusión de los debates que necesita nuestra sociedad.

Ignacio Venegas Castillo.




* Para “Democracias de audiencias” leer: “Los principios del Gobierno Representativo” capitulo 6 de Bernard Manin, Madrid 1998.

1 comentario:

Jorge Toledo C. dijo...

Me parece fantástico ignacio te hayas atrevido a escribir. Este tema donde domina las encuestas es algo central, de un módelo político en particular (adivinemos). Tu crítica se ajusta a una realidad que opera hace bastantetempo. Sin embargo, hay otro prblema adicional, todos estos instrumentos no pueden por limitaciones metodologicas representar la opinión de las personas, ni menos ontribuir a crear opinión pública ficticia. Este es sín duda, el peor de ls efectos de dichas encuestas, generar espejismos a partir de la entrevista con ciertos sesgos a poco más de 1000 personas. Con esos resultados se cambian leyes, se toman medidas económicas y se conducen los destinos del país. La gente de carne y hueso no existe.